domingo, 1 de mayo de 2011

Hay veces que no se si exprimir el Sol, para sentir calor.

Durante miles de años, los seres humanos hemos podido disfrutar, del mejor regalo que los dioses dieran jámas a ningún ser vivo: La brisa, el  viento, el hermano sol y la hermana luna, campos y praderas donde ver crecer a nuestros hijos, amaneceres bañados con el perfume que estornudan las flores en primavera, puestas de sol decoradas con los sueños aun por concebir y aunque parezca mentira... inteligencia.

Pero el hombre desprecio aquel tesoro y a medida que la vida le sonreía, el le contestaba dando patadas al destino. Si alguien lee esta carta, no olvide que el fin de esta civilización se debió al egoismo, codicia e incultura de la raza humana. Los hombres ya no somos mamíferos, el ser humano no se convirtió en depredador, la raza humana somos simplemente un virus matamos, crecemos, y nos multiplicamos.

Por eso nos extinguimos, por eso las aguas se tragaron nuestra civilización, la verdadera Atlántida, éramos nosotros y por eso hemos escrito esta nota  para formas de vida inteligente venideras.
Cuando los hombres escupen al suelo...se escupen a si mismos.


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